"La sociedad tal y como la conocemos ahora mismo es inviable para el futuro"

26 may 2013

Samuel Martín-Sosa - Coordinador internacional de Ecologistas en Acción

El fracking o fractura hidráulica es una técnica de extracción de gas natural en yacimientos no convencionales. El proceso se ha encontrado con rechazo por parte de la población y las organizaciones ecologistas. Requiere de dos perforaciones: una vertical, y otra horizontal. Para obtener el gas, que se encuentra en los poros de algunas rocas sedimentarias, se introduce a gran presión un fluido compuesto por agua, arena y productos químicos.

Hasta el momento, EE. UU. es el país más con más experiencia en la técnica, pero ahora el fracking tiene los ojos puestos en Europa.  Ecologistas en Acción es una de las asociaciones más militantes en contra de su posible uso en España. Ellos han sacado un informe llamado “La ruina de la fractura hidráulica”.


Samuel Martín-Sosa, por Andrés González Menéndez


Pregunta. ¿Qué daños acarrea para el medioambiente la técnica del fracking?
Respuesta. Una de las grandes amenazas ambientales es que no retorna todo el fluido. Hasta un 80% se queda abajo, incluyendo las sustancias químicas. Estamos hablando de una profundidad de 2 kilómetros, donde no hay forma de controlar qué pasa con el fluido. Tanto por grietas naturales que puedan existir en los estratos, como por fugas que se produzcan durante la perforación del pozo, los líquidos podrían fluir y acabar en contacto con acuíferos y sistemas fluviales. En España, el 80% de los permisos actuales están situados sobre acuíferos. Además hay que hablar del peligro de contaminación por gas, las fugas que existen. En EE.UU. hay decenas de casos de contaminación por gas.

P. En cuanto a los productos químicos, la portavoz de Shale Gas España declaró que sólo ocupan un 0,5% de lo que se inyecta y que son productos autorizados.
R. Es cierto que la mayoría es agua. Pero si tienes en cuenta las veces que se refractura el pozo, al final son toneladas de sustancias químicas las que quedan en ese yacimiento.

P. Habláis en vuestro informe de daños para la salud.
R. Hasta ahora se conocen casos de afecciones respiratorias. Porque el fluido que retorna a la superficie tiene distintos destinos: o se vuelve a utilizar para la fractura, o se inyecta en espacios geológicos estancos, o se lleva a plantas de tratamiento. Al realizar la fractura hidráulica se liberan de la roca metales pesados, elementos radiactivos como el radón, sustancias volátiles que acaban afectando dañinamente a la población. Pero el agua que se lleva a plantas de tratamiento, incluso después de pasar por ellas, sigue teniendo unos niveles de metales y contaminantes que superan los límites permitidos para la salud.

P. ¿Existen proyectos de fracking en España?
R. En España ahora mismo hay más de 70 permisos solicitados y otros más de 70 concedidos. Hablamos de permisos de exploración, para saber de qué recursos se disponen. Pero claro, para ello hay que emplear la técnica también. Ahora mismo hay empresas que con esos permisos están realizando sondeos, pero que pronto tendrían que empezar con la perforación. Lo más cerca que se ha estado de la exploración ha sido en Vitoria y en Burgos.

P. Precisamente en Burgos hubo una manifestación el pasado sábado.
R. Sí, hubo una manifestación estatal. Asistieron más de 3.000 personas según los convocantes y, según los medios, 2.000 y algo.

P. ¿Cuál es la postura de las Comunidades Autónomas?
R. Cantabria ha prohibido el fracking por ley, basándose en el modelo francés. Hay otras que han apostado claramente por él. Por ejemplo, el País Vasco, que con el gobierno de Patxi López, apostó claramente, haciendo unas estimaciones de reserva bastante sobredimensionadas. Se dijo que había consumo para el gas de sesenta años. Luego ha habido parlamentos regionales, como por ejemplo las Cortes de Aragón o el Parlamento Navarro, que instan al gobierno a prohibirlo. Es una campaña que se va extendiendo, pero las administraciones que están jugando un papel más activo son los ayuntamientos. 

P. En el informe llegáis a comparar el fracking con el boom de las hipotecas subprime en EE.UU.
R. Nos hacemos eco de lo que vienen diciendo muchos analistas económicos. Hay un factor de especulación. El negocio para las empresas no es tanto vender el gas como el acumular reservas para hacer subir los activos. Se compara también con las hipotecas basura porque juntan yacimientos convencionales con otros cuya explotabilidad no está comprobada. 

P. ¿Hay que pegar urgentemente el cambio a las energías renovables?
R. Estamos en un punto de no retorno. Se está obviando un concepto que se llama “el carbón que no se puede quemar”. Si queremos cumplir los compromisos climáticos, deberíamos dejar de quemar dos terceras partes de los combustibles fósiles que se conocen ahora mismo. Estamos hablando de meternos en una carrera alocada de buscar nuevos yacimientos con el gas no convencional. Esto debería de dejarnos a todos ya con la boca cerrada. No se entiende esta huída hacia adelante, profundizar en un camino que es insostenible. 

La sociedad tal y como la conocemos ahora mismo es inviable para el futuro. Tenemos una sociedad con mucho consumo energético dirigido a actividades que no atienden a las necesidades primarias. Somos una sociedad con una movilidad muy alta, con un comercio globalizado, con mucha energía dedicada al ocio y al turismo. Realmente las fuentes que van quedando cada vez tienen una rentabilidad energética menor. No vamos a poder mantener una sociedad tan compleja, ni con renovables. 

P. Habláis en el informe de que la energía renovable del futuro debería implantarse de forma descentralizada.

R. Sí, pero en ese sentido hay muchos impedimentos legales. En España, aunque hay cada vez más empresas pequeñas de renovables, éstas sólo encuentran trabas legales. De hecho, no se acaba de aprobar la ley de balance neto, que permitiría a los pequeños productores consumir totalmente su propia energía. Y si se aprueba, se hará de forma que no permita el despliegue de esa actividad. Porque claro, existe un oligopolio de empresas que manejan todo el cauce energético. 

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