“Creo que el mayor riesgo es la posibilidad de instrumentalizar el voluntariado”

18 jun 2013

Laura García Galeán Coordinadora del equipo técnico de la Plataforma de Entidades de Voluntariado de la Comunidad de Madrid

Hay mucho escrito sobre el voluntariado: el perfil del voluntario, qué cambios experimenta en tiempos de crisis y un largo etcétera. Pero ¿cuál es la realidad que se vive en la Comunidad de Madrid dos años después del Año Europeo del Voluntariado? La coordinadora del equipo técnico de la Plataforma de Entidades de Voluntariado de la Comunidad de Madrid (FEVOCAM), Laura García Galeán, analiza estas y otras cuestiones. Como ella misma dice (sobre la Carta del Voluntariado), "no hay datos, que es lo que al final crea noticia, pero hay planteamientos".

La coordinadora del equipo técnico de la Plataforma de Entidades de Voluntariado de la Comunidad de Madrid (FEVOCAM), Laura García Galeán. / BEATRIZ RODRÍGUEZ

FEVOCAM es un conjunto de entidades que comparten el objetivo de la promoción del voluntariado, la sensibilización y la interlocución con otros actores sociales. Todas esas entidades coinciden en dos aspectos: el primero, que tienen personas voluntarias y, el segundo, que tienen programas de voluntariado en la Comunidad de Madrid, independientemente de que, además, desarrollen programas en otras comunidades o países.

Pregunta. 64 entidades y 37.000 personas voluntarias en la Comunidad de Madrid, ¿son buenas cifras para el voluntariado?

Respuesta: FEVOCAM no agrupa todas las entidades de la Comunidad de Madrid, pero es una buena cifra. 37.000 personas voluntarias en las entidades miembro de FEVOCAM es una aproximación subestimada. En el momento de la solicitud de datos, no todas las entidades contestaron. En cuanto al número de entidades, considero que es una buena representación del sector en la Comunidad. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos en una situación social muy determinada. Es un momento crítico y muchas entidades no disponen de capital económico para sostenerse. Supongo que en años venideros, y ojalá me equivoque, puede que el número de entidades se reduzca. Por esto, es importante buscar, y es en lo que estamos, nuevas formas de  autofinanciación y de diversificación de fondos que nos van a permitir ser mucho más independientes de la administración pública, pero creo que también tenemos que reivindicar el papel que tiene ésta. Tienen una serie de obligaciones y de compromisos que no podemos obviar.

P. ¿Hay lugares a los que no llegan las administraciones y sí llega el voluntariado?

R. Sí, claro, hay muchos lugares y hay que ser cuidadoso. ¡Claro que hay una crisis económica! Hay una crisis económica, social y del sistema. Ya no funciona lo que ha venido funcionando, no se sostiene. Pero tenemos que tener cuidado con utilizarlo como excusa. Y hablo en primera persona del plural, como tercer sector, pero lo amplío a la sociedad en su conjunto.

P. ¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrenta el voluntariado?

R. Creo que el mayor riesgo es la posibilidad de instrumentalizar el voluntariado, de utilizarlo o tener una visión excesivamente individualista, cuando el voluntariado es puramente colectivo. Es estar con otros, para hacer algo por otros y con otros. Si el voluntariado únicamente se centrara en acciones concretas, se estaría poniendo un parche, pero la situación de injusticia permanecería. Las tiritas no curan. En un momento dado, permiten que no se infecte más la herida, pero además de utilizar una tirita, que es importante, hay que desinfectar. Aunque desde FEVOCAM no trabajemos con colectivos o con personas, trabajamos con entidades y es nuestra misión como plataforma favorecer esa visión del voluntariado. Por eso se creó la Carta del Voluntariado, un documento participativo, consensuado y asumido.

P. ¿Es necesaria una creciente profesionalización y formación en la gestión del voluntariado y en la propia acción de las personas voluntarias?

R. Por supuesto, veo necesaria la formación. De hecho, en la Carta del Voluntariado hablamos de que es fundamental el itinerario del voluntariado. Al igual que las personas voluntarias adquieren un compromiso, es compromiso de las entidades cuidar a las personas voluntarias, ampliar la mirada del voluntario, implicarle con la realidad. Hay que generar espacios de formación continuada y espacios de reflexión, de participación, de encuentro con otros y no solo con otras personas voluntarias, generar estructuras más horizontales y favorecer el enriquecimiento de la propia organización y del propio sistema.

P. ¿Cuál es el perfil actual del voluntario en Madrid? ¿Se corresponde con el perfil que dibujó la Plataforma del Voluntariado de España (PVE) en 2008 (el 42% son hombres, el 58% mujeres y la franja de edad con mayor participación es la que se sitúa entre los 26 y los 35 años)?

R. Entre 2008 y 2013 han pasado muchos años y es un periodo en el que ha habido muchos cambios. En algunas cosas el perfil es bastante parecido, sigue siendo mayoritariamente femenino, pero creo que ahora mismo podemos hablar de un perfil bastante más heterogéneo. No hay un estudio concreto en la Comunidad de Madrid, pero la franja de edad ha aumentado, también a causa de la inversión de la pirámide poblacional, y contamos con más gente mayor. 

P. ¿Existen datos sobre la contribución del voluntariado a la cohesión económica y social de la sociedad?

R. El voluntariado hace crecer a la sociedad y habla de una sociedad muy sana. Es una manera de participar por una sociedad en la que crees y en función de unos valores muy determinados: la igualdad, la solidaridad, el compromiso. No, no existen datos, pero desde luego contribuyen. Estamos desprovistos de herramientas y sería necesario poder hacer estudios que midiesen el impacto de nuestras actuaciones. También, haciendo un poco de autocrítica, seguro que podríamos dedicar más tiempo a medir el impacto social, ver cómo podemos ser más eficaces y eficientes, porque es además una manera de sensibilizar y de generar un pensamiento colectivo.

P. ¿Se debería incluir el voluntariado en los informes sobre población activa (Informe de Naciones Unidas sobre la situación del voluntariado en el mundo, página 25)?

R. El problema de meterlo ahí es que se reduce a una medición económica y es arriesgado. Se corre el riesgo de instrumentalizarlo. No se trata tanto de incluirlo en las estadísticas de población activa, sino de darle visibilidad de otra manera y ver cómo medir el impacto social que genera.

P. Hace poco más de un año, la PVE detectó un incremento del 20% en el número de personas voluntarias, ¿aumenta el número de personas voluntarias en tiempos de crisis económica? ¿Continúa esta tendencia? ¿A qué cree que se debe?

R. En época de crisis hay un mayor número de personas voluntarias que se van acercando a las entidades, desde motivaciones muy diferentes y todas válidas. Por ejemplo, gente que se ha quedado en paro y quiere ocupar su tiempo. Luego, debe haber una labor de la entidad para ampliar esta motivación. El voluntariado tiene un fin de transformación social importante y no debemos quedarnos en un voluntariado instrumental o utilitarista. Se trata de generar espacios de participación, donde verdaderamente nos convirtamos en escuelas de ciudadanía y de transformación porque creemos que las cosas pueden ser diferentes. Es acercarse a realidades de personas en situación de exclusión, a realidades donde los derechos son vulnerados.

P. Y, para terminar, ¿qué le diría a una persona para animarla a hacerse voluntaria?

R. No soy una persona de eslóganes, pero supongo que algo como “Conoce la realidad, implícate”, o “Te indignas ante la realidad, crees que es posible un cambio, te juntas con otros y te pones en marcha”.

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